Que el 2020 ha sido un año difícil, desconcertante e inesperado, es algo que nadie pone en duda. Que, como algunos dicen, es un año para olvidar o para borrar, yo tengo mis dudas. Cierto que sería mejor no haber tenido este problema, pero como ha ocurrido y ya no hay vuelta atrás, creo que lo más inteligente será desentrañar lo que nos ha podido dejar de enseñanzas, y también de oportunidades, este año 2020. Transformar las adversidades en oportunidades de aprendizaje es quizás lo único razonable e inteligente que podemos hacer a estas alturas del 2020, y ya con el horizonte y la esperanza puesta en el 2021. Las vacunas serán parte de la solución, representan al conocimiento científico al servicio de la humanidad, pero no serán la única solución. En todo caso, siempre será mejor ser parte de la solución, allá donde estemos cada cual y desde lo que hagamos en el día a día, que ser parte del problema. ¿Qué hemos aprendido en este año difícil, devastador para muchas personas, desconcertan
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