Las capacidades / competencias transferidas a otros contextos. Yo creo que los educadores/as tienen suficientes herramientas pedagógicas a modo de capacidades y competencias, pero, al igual que el pasajero-piloto de la película, debemos pasar de "dejarnos llevar" a "coger los mandos" de nuestra aula-avión y decir aquello de "aterrizaré este avión", en lugar de decir "es que yo nunca he pilotado una clase virtual". Creo que necesitamos confiar en lo que somos y sabemos hacer, y más que nunca echar mano de eso que se llama "vocación docente", para salir de la zona del pasajero o del piloto automático y entrar en la zona del pilotaje con tiempo incierto y turbulencias. Algo de ex-piloto y de "batallitas docentes" tenemos todos y todas, pero no es momento de aburrir al personal con viejas reivindicaciones: es momento de tomar el mando de nuestra inteligencia ejecutiva y creativa, colectiva e individual. Y siempre vendrá bien alguien que te diga eso de "le deseo mucha suerte, confiamos en usted", ese voto de confianza de la dirección, los compañeros, padres de familia, la sociedad.
Elegí un mal día para dejar de... Es una de las frases míticas de la película, que muestra a un asesor / coach "on-line" (a través de un radio-transmisor) tratando de gestionar el aterrizaje. A mí me recuerda a algún líder de los que he visto en tiempos de pandemia, pero no lo voy a decir, que cada cual piense lo que quiera. De algún modo también nos podemos ver todos y todas reflejados en este coach que abandona sus propósitos y objetivos de mejora (que en la película están relacionados con las adicciones de todo tipo) ante la incertidumbre, el caos y lo que se le viene encima: estos guías-orientadores no los necesitamos, ni dentro ni fuera de nosotros. "Elegí un mal día para dejar de" me recuerda a las "actitudes" que tanto me gusta citar y trabajar, y la pregunta clave en las mismas: ¿Quién elige tu actitud? ¿De verdad que no podemos enfrentar esta situación con otra actitud? ¿Somos de los que vamos a sucumbir al caos y al "es lo que hay"? Y lo que me parece más preocupante: ¿Es ético aprovechar esta situación para buscar la propia ventaja o sacar réditos personales / colectivos?
Gestión de conflictos a bordo. En la película "Aterriza como puedas" aparecen, lógicamente porque dan mucho juego cómico, una buena variedad de situaciones de conflicto con los pasajeros / clientes (alumnado, padres). La que todos recordamos más es la pasajera nerviosa / histérica, en la que se ve perfectamente como el conflicto va escalando desde el zarandeo hasta el bate de béisbol o la llave inglesa, pasando por la bofetada, en una larga cola de gente que "prueba su solución" pero no se ponen de acuerdo en una solución dialogada y compartida: ¿trabajamos en equipo, es relevante ahora la cooperación? Evidentemente todo reprochable y exagerado para acentuar la comedia, pero la reflexión es cómo vamos a gestionar los conflictos, si escalando los procedimientos, lenguajes y emociones tensionando hacia arriba o, de lo contrario, tenemos que aprender a manejar con inteligencia emocional las situaciones y evitar que escalen más de la cuenta. Pero aparecen dos ideas más que me parecen claves para gestionar mejor los conflictos o prevenirlos: 1) Decir la verdad en todo momento a los pasajeros (recordemos la escena en la que por la megafonía del avión dicen que todo está bajo control, mientras van arrastrando al piloto desmayado por el pasillo a causa de una gastroenteritis), pero sabiendo decirla y comunicarla, con buenos canales de comunicación. 2) Transmitir confianza y pedir la colaboración de los pasajeros / clientes para el buen aterrizaje del avión, si bien, pedir la colaboración no se debe confundir con pedir imposibles (ni que sustituyan al profesor/a en casa): siempre debemos hacerlo dentro del rol complementario que tiene cada cual en este viaje del aprendizaje.
En todo caso, no viene mal tampoco estar "abiertos/as a la aventura" y descubrir nuevos territorios educativos y pedagógicos, nuevas experiencias y oportunidades que nacen de aterrizajes de emergencia en lugares y situaciones no esperadas, y aquí nos puede servir de referencia la película más actual de "Seis días y siete noches" (1998), una comedia romántica en la que las dificultades e imprevistos ofrecen nuevos caminos existenciales y profesionales.
César García-Rincón de Castro (2020)